El clima y ciertos factores ambientales han contribuido a evidenciar nuestras vulnerabilidades en más de un flanco, lo que a su vez ha hecho nuestra propia topografía, como ha ocurrido con los persistentes temblores, algunos casi con el impacto de terremotos, y se ha evidenciado en San Marcos, donde los daños provocados por los movimientos telúricos han causado serios estragos, al punto de que los pobladores ni siquiera han recibido la atención debida ante los daños ocasionados por los sismos registrados en noviembre del 2012.
Ahora vuelve a tocar la puerta una de las más recurrentes crisis del país, y es el drama de los hospitales públicos, que una vez más afrontan el desabastecimiento, hacinamiento y una rampante corrupción, que es una de las mayores causas de las endémicas carencias. Hay lugares lejanos a la capital en los que incluso se ha llegado a denunciar la adquisición de insumos que no son necesarios, mientras se carece de medicinas o accesorios que sí son de gran utilidad.
La semana anterior, el Hospital Roosevelt anunciaba la suspensión de servicios en consulta externa, debido a la falta de material médico, lo que se extendía a determinadas cirugías y que afectó a numerosos pacientes. A ello se suma el anuncio de que se rescindirán más de 200 contratos a oenegés que dan algún tipo de atención a comunidades rurales, porque tampoco se cuenta con los recursos suficientes, lo cual se estima que impactará en más de 2.6 millones de personas, que de un plumazo dejarán de recibir servicios esenciales en salud a partir de este viernes.
Puede ser que varios de estos contratos requieran de una revisión, precisamente porque muchos de los servicios públicos que se pagan a terceros están amañados y el sector de salud ha sido uno de los más castigados por la corrupción, y en este caso, con estas anulaciones, el castigo a los sectores más alejados de los centros urbanos puede ser incuantificable, porque es a los lugares donde el Estado no llega donde más barata puede resultar esa tercerización, siempre y cuando exista un monitoreo confiable en la calidad de la prestación.
Uno de los grandes problemas que afronta el país es que en la medida en que se incrementa el presupuesto de gastos del Estado, así también crece la burocracia, pero lamentablemente eso solo refleja el manejo clientelar que se le ha dado al problema, lo cual en nada contribuye a mejorar las condiciones de salubridad de la población. Si a ello sumamos el manipuleo en las compras del ministerio respectivo, resulta muy fácil explicar por qué son tan recurrentes esas crisis, que solo evidencian inmoralidad e incapacidad.
Publicado el 30 de julio de 2014 de www.prensalibre.com por Editorial Prensa Libre http://www.prensalibre.com/opinion/Crisis-recurrente-sector-salud_0_1184281582.html
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