El hospital de San Marcos

Ejemplo de voracidad.
 
Hoy hace una semana, cuando las etapas finales del Mundial de Brasil tenían a buena parte de la población en un estado entre catatónico y febril, tembló en San Marcos.
 

Fue el segundo sismo de importancia en esa región, afectada hace menos de dos años, en noviembre de 2012, por un terremoto de 7.2 grados en la escala de Richter que destruyó más de 2 mil viviendas.

El temblor de hace una semana, que tuvo una fuerza de 6.4 grados, puso en evidencia el poco avance y la miserable calidad de los trabajos de “reconstrucción” que debieron emprenderse hace 20 meses, para reparar los daños del primer sismo.

El ejemplo más penoso del absoluto fracaso de los responsables de la “reconstrucción” de San Marcos se centra en el hospital de esa localidad.

El caso es tan patético que el propio presidente Otto Pérez Molina lo denunció en conferencia de prensa: el cielo falso del establecimiento colapsó con el temblor , pese a que también se cayó en noviembre de 2012, y que supuestamente había sido reparado en su totalidad.

Según denunció el jefe del hospital, Alfredo Longo, el cielo falso se desmoronó casi en 90 por ciento del edificio. Durante el sismo, una madre entró en pánico mientras las planchas del techo caían. La mujer, originaria de Comitancillo, agarró a su recién nacida y salió corriendo del edificio. En esa desbocada huida, su bebé falleció.

No está claro el motivo exacto de la muerte de la recién nacida, hasta ahora la única víctima mortal del sismo de hace una semana. En las primeras horas, el fallecimiento se atribuyó a los golpes provocados por la caída del cielo falso del hospital.

Luego, se dijo que la niña había muerto por asfixia. Pero sea cual sea la situación, está claro que lo más probable es que la bebita estaría viva si el temblor no hubiera botado el techo ¡otra vez! .

Resulta de verdad penoso que el Gobierno haya pagado Q12.6 millones a las dos empresas que ganaron la licitación de las reparaciones al hospital de San Marcos. Constructora Tacaná y Diseño y Construcciones de Obras Civiles Tallmay se llevaron, entre las dos, más de US$1 millón por esta obra y según los delegados de la oficina del Procurador de los Derechos Humanos los daños no se limitan al cielo falso: también hay paredes rajadas y tuberías averiadas.

El Gobierno ya anunció que iniciará una demanda en contra de los constructores. ¡A buena hora! Esto me hace sospechar que los beneficiados con la licitación están ligados a más de algún enemigo político, pues de lo contrario todo quedaría para el olvido y la impunidad.

Para Guatemala simplemente no es viable tolerar los niveles insolentes de corrupción a los que hemos llegado en la asignación de contratos de infraestructura.

Ya en varias oportunidades economistas y actores políticos han calculado que los desvergonzados contratistas actuales se están embolsando cerca del 30 por ciento de los contratos y el resultado es ese que vemos en el desplome del cielo falso del hospital de San Marcos: pagamos, a precio de oro, las obras desechables que estos sinvergüenzas entregan sin atisbo de rubor.

Las consecuencias están a la vista: los puentes colapsan, los techos se caen, las paredes de las casas “tipo Baldetti” se rajan, las carreteras se parten… Y vidas valiosas se pierden.

El presupuesto nacional no aguanta esa magnitud de saqueo, menos con la vulnerabilidad creciente del país a los cambios ambientales. Los voraces contratistas del Estado, tan cercanos a la clase política, lo deben entender, si no por elemental decencia, al menos porque a ese ritmo, es imposible que sobrevivan a mediano y largo plazo.

Publicado el 14 de julio de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Dina Fernández 
http://www.elperiodico.com.gt/es/20140714/opinion/250761/

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