La justicia y sus cosas

PEDRO TRUJILLO

 
La condena de Sperisen por un tribunal suizo es el cuarto as de una baraja que manosean demasiados. En Austria, otro tribunal absolvió a Figueroa. En Guatemala, Giammattei fue absuelto y una sala de apelaciones ordenó repetir el juicio contra otros implicados. Cuatro procesos del mismo caso y todos diferentes. Si como dicen, fue una actuación planificada, conjunta y concurrente de los acusados, cabe preguntarse —con duda razonable— por qué hay sentencias diferentes. La investigación, los hechos, los testigos, las pruebas deberían ser similares, incluso teóricamente los mismos. Entonces, ¿por qué los tribunales resuelven de distinta forma?

En el caso Sperisen concurren, al menos, cinco circunstancias que no surgieron en Austria. La primera, la negativa del tribunal a escuchar a algunos testigos de la defensa, expresidente de la República incluido. La segunda, ignorar la denuncia de la madre de uno de los fallecidos, por haber sido manipulada y engañada por Cicig, descubierta por un periodista. La tercera, el infame video que Cicig elaboró y “alguien” difundió por la red en un momento clave del debate, aunque ahora la Comisión se lave las manos. La cuarta, la intervención de la ONG Trial y su relación con la acusación. La última, las declaraciones de la exfiscal de Cicig —Guiselle Rivera— atestiguando contundentemente sobre la falsedad de cuanto dijo el convicto francés que señala directamente a Sperisen. Las cinco hablan por sí mismas. No cuestiono la independencia de los tribunales, pero sí la apreciación que pueden tener sus integrantes en función de aquello que les permiten ver o escuchar.

Queda pendiente otro debate que se llevará a cabo en España. Coincidencia, casualidad o causalidad, la ex fiscal general Paz y uno de sus (ex) secretarios —al menos— se encuentran por allí desde hace días, supongo que disfrutando el jamón serrano y los vinos, además del debate sobre la abdicación real. Pero, en vista de cómo se manejaron durante la pasada administración ciertos temas de “justicia” —confirmado por estos recientes acontecimientos—, no sería extraño que tuvieran tiempo para reunirse con Castresana o con algún ilustre centroamericano escritor y editor de videos, entre otros maniqueadores.

No puedo pensar en un grupo social en el que la justicia no sea el pilar esencial de su correcto funcionamiento. Pero, sustento y afirmo que hay acciones de personajes oscuros que desean imponer “su justicia”. Vimos el infame video; testigos protegidos que mintieron; la componenda Embajada de EE. UU.-fiscal Paz-Dall’Anese para extraditar a Portillo; el falso informe de los “jueces de la impunidad”; extravagancias del soberbio Castresana que encarcelaron a personas, posteriormente liberadas sin cargos. Se supo del pacto de Cicig con el gobierno de la UNE; de la impunidad del caso Mussa; de la ausencia del ente en la desaparición de Siekavizza; del uso de criminales como testigos protegidos, y otras joyas de la corona. Eso no es justicia, algo que apoyaría por encima de cualquier otra cosa. Se trata de personajes que manipulan determinados casos, toman el poder cooptando instituciones y generan hedor a podrido inseparable de las sentencias, cualesquiera que sean. El bienestar de los ciudadanos, el desarrollo, el progreso y cuestiones similares importan un carajo a ese grupito de desalmados que focalizan su deformada neurona únicamente en sus bolsillos. Mientras asesinan diariamente a demasiados, perdemos el futuro por seguir peleando el triste pasado de ensoberbecidos sicópatas fracasados y sus mariachis internacionales ¡Nos jugamos el país!, pero parece no importarnos.

Publicado el 10 de junio de 2014 en www.prensalibre.com 
http://www.prensalibre.com/opinion/justicia-cosas-Pedro_Trujillo_0_1154284566.html

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