La delincuencia debe prevenirse

El que en época de lluvia sale de casa sin paraguas es alguien que se confía a su buena suerte o simplemente el significado del término prevención le viene guango. Ese mismo es el comportamiento habitual de nuestras autoridades. Están viendo venir los problemas y no han sido capaces de tomar las medidas que eviten su ocurrencia. No es primera vez que vemos en las calles aledañas a los estadios a gente en actitud peleonera e insultante con camisetas blancas, rojas o de cualquier otro color o diseño, gritando improperios o actuando abiertamente de manera violenta y agresiva.

¿Acaso ese no es el momento oportuno para tomar acción para evitar tragedias? No, lamentablemente nuestras fuerzas de seguridad solo actúan con apego a la frase: “Después del trueno ¡Jesús María!” Destacando pelotones del Ejército o de la Policía Nacional Civil solo para dar golpes de efecto.

El lamentable caso del joven aficionado crema Kevin Díaz, vil y cobardemente asesinado el pasado domingo 27 de abril, pudo haberse evitado si las patrullas policiales hubieran actuado disolviendo y capturando a los grupos de gente portando armas contundentes, pues ¿para qué las llevan?, ¿ello no es una clara advertencia de sus fines o malsanos propósitos? No es de ahora escuchar por algunos medios de comunicación palabras altisonantes alebrestando a la gente sin ton ni son, equivocando el significado de la libre emisión del pensamiento, a ciencia y paciencia de las autoridades.  Si todo lo anterior no se previene con un plan integral en contra de la violencia no pasaremos de escuchar “brillantes ideas”, como las de cerrar estadios, acabar con el futbol, prohibir el uso de ciertas camisolas o sugerir encerrarse en casa los domingos para no exponerse a la patanería y ausencia total de cultura de la gran mayoría de nuestra población.

Hablar de prevención significa educar, capacitar y de formar a nuestra niñez dentro de una cultura de respeto mutuo, de madurez y buen raciocinio. La gente que vemos ahora comportándose de manera contraria no se hizo de la noche a la mañana. Son producto de su ambiente familiar, de su formación escolar o  universitaria o de cualquier otro ambiente, como el del tránsito de vehículos, por ejemplo, en donde también perdimos los guatemaltecos la buena actitud, cordura y responsabilidad. ¿Qué están esperando nuestras autoridades para gastarse millones de quetzales en culturizar a nuestra población, en vez de estar derrochándolos en proselitismo electoral inútil, porque está más que demostrado que si se quiere obtener buena cosecha, por fuerza hay que cultivar adecuadamente al producto? Es hora de comprender que la violencia ya se enraizó en nuestra naturaleza. ¿Por qué no empezar por el principio?

Publicado el 06 de mayo de 2014 en www.lahora.com.gt por Francisco Cáceres Barrios 
http://www.lahora.com.gt/index.php/opinion/opinion/columnas/195216-la-delincuencia-debe-prevenirse

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