El Gobierno es una empresa que requiere un equipo multidisciplinario capaz de implementar una política social eficaz, lo cual es imposible sin recursos humanos y económicos. Existen, pero no se aprovechan. Marginan a la inteligencia si no se somete a una etiqueta específica y la “elusión” fiscal es la reina del sistema, lo que además de injustificado es imperdonable. Los seudopolíticos solo saben hablar, no gobernar. En el poder se les nubla la razón y no resuelven los problemas de la sociedad. Escuchan y leen las opiniones que les convienen, sin que tengamos la suerte que sus asesores nos hagan el favor de decirles que no mean colonia, que no vivimos en un paraíso y que cumplan con su deber.
El manoseo del poder desgasta, garantiza desorden permanente y penetración sistemática de la corrupción en todos los niveles. Se legisla por encargo de los dueños de las leyes. La justicia se perturba y no se castiga a los delincuentes de cuello blanco. El poder se vuelve indeseable y en lugar de ser el rector de la sociedad, se convierte en su verdugo disfrazado de voluntad de cambio, de fortalecimiento de la democracia. Pone en evidencia que todas las frases fabricadas y acumuladas en el tiempo, han perdido el sentido que les asignaron. El desbarajuste es de tal magnitud que los niños lo perciben.
Algunos colaboradores de los gobernantes son más largos que la Cuaresma o magos que meten al microondas un gato y sacan un pollo asado. Se especializan en agarrar al toro por la cola y no por los cuernos. Párrafo aparte merecen los que creen que hay que rezar para que los pobres pierdan el apetito y el Programa Hambre Cero tenga éxito. No digamos los inoportunos como el Canciller en el tema del Holocausto, logrando que no sepamos si es mejor reír o llorar de la vergüenza. A este paso, no será raro que le digan al Presidente que las heridas sociales del pasado se curan con pomada de la campana. A lo mejor les da bola.
Los gobernantes deben ser prudentes y realistas. Virtudes perdidas que nadie es capaz de encontrar, menos de construir o inventar una luz distinta que nos permita ver en el horizonte la imagen de un destino diferente. Quizá la única salida es vivir con sueños prestados. A propósito, el general Giap decía: “La pareja comparte la misma cama, pero tiene distintos sueños”.
Gabriel García Márquez:
Le pertenece la prosa más bella del siglo XX. Su partida nos llena de luto a todos, incluyendo los amores secretos de la selva y el páramo, los pétalos de las flores amarillas y los suspiros de las mariposas. La grandeza de Gabo es eterna, un regalo de la vida a la humanidad. Nació en Aracataca inventando un idioma lleno de magia que nos cautivó para siempre. Su genio es único. Se fue sin ver realizado su anhelo: la paz en su amada Colombia. Maestro de maestros, requiescat in pace.
Publicado el 06 de mayo de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Amílcar Álvarez http://www.elperiodico.com.gt/es/20140506/opinion/246821/
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