El mito de que la ayuda externa es buena

Ramón Parellada

El martes pasado se publicó en Siglo.21 un artículo interesante escrito por Bill y Melinda Gates, titulado Tres mitos de la pobreza en el mundo (The Wall Street Journal Americas). Aunque no profundiza en cada tema, estoy de acuerdo con su crítica al primer mito, los países pobres están destinados a seguir siendo pobres, y al tercero, salvar vidas conduce a la sobrepoblación, pero no así con la del segundo, la ayuda externa es un gran desperdicio.

Los esposos GATES minimizan las ineficiencias, la corrupción, la dependencia y el condicionamiento que la mayor parte de ayudas externas causan, especialmente si son estatales. No tengo nada que decir de las ayudas privadas donde el Gobierno no intervenga porque cada quien puede hacer lo que quiera con su dinero, pero eso no quiere decir que también se incurra en ineficiencias y dependencia.

El argumento de los esposo Gates se resume en que la ayuda externa, a pesar de los inconvenientes que se puedan encontrar en el camino, como la corrupción y cierto desperdicio, son mínimos y no deberían ser excusa para seguir ayudando a los países pobres, ya que consideran al final que la ayuda externa es una inversión fenomenal que salva vidas y mejora las condiciones de vida de los habitantes de los lugares más pobres.

No dudo de que a algunas personas les llegara alguna ayuda que fuera bien aprovechada. Sin embargo, considero que no es la forma de ayudar a los pobres a mejorar su nivel de vida. Es más, en su artículo dan a entender que algunos países de América Latina y otras partes del mundo que ahora ya crecieron tuvieron en su momento mucha ayuda externa. No explica la correlación de la ayuda con el crecimiento económico, porque no existe tal correlación. Existe con el establecimiento de estados de derechos y el establecimiento de normas que protejan incondicionalmente los derechos individuales como lo son la propiedad, la vida y la libertad.

Recomiendo una entretenida conferencia en Ted de Ernesto Sirolli titulada ¿Quiere ayudar a alguien? Cállese y escuche. (http://bit.ly/Zg747z ). El Dr. Sirolli es italiano y fundador del Instituto Sirolli, que es una entidad no lucrativa dedicada a enseñar a líderes comunitarios, gobiernos y corporaciones como establecer y mantener proyectos empresariales en sus comunidades.

Después de varios años de estar trabajando con ayuda externa en países pobres llegó a la conclusión que esa ayuda no servía, no había un solo proyecto que fuera exitoso. El problema era de quienes daban la ayuda, con su arrogancia y prepotencia le decían a la gente lo que necesitaban y convenía. Aprendió que había que tomar una postura de humildad, callarse y escuchar a la gente.

Y lo que ellos necesitaban eran consejos que les ayudara con lo que hacían para mejorar sus trabajos, sus ventas, sus proyectos empresariales que ya habían comenzado en forma muy rudimentaria. Así es como en 1985 logró en Esperanza, un pequeño pueblo del área rural de Australia, un enfoque único de desarrollo económico basado en exaltar la pasión, determinación, inteligencia y talentos de los lugareños.

El resultado de “La Experiencia de Esperanza” se ha replicado en más de 400 comunidades. La ayuda externa no ha sacado a los pobres de su situación. Los países que han logrado adaptar las condiciones para que la gente se haga empresaria, que se atraiga capital y se generen oportunidades de trabajo son los que han logrado crecer y salir de la pobreza.

La mejor ayuda no se logra con dádivas sino creando esas condiciones para que los pobladores puedan explotar sus habilidades y su empresarialidad multiplicando así las oportunidades de mejorar su nivel de vida.

Publicado el 30 de enero de 2014 en www.s21.com.gt 
http://www.s21.com.gt/hacia-libertad/2014/01/30/mito-que-ayuda-externa-buena

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