El presupuesto de la discordia

Los guatemaltecos no deben ser las víctimas colaterales del presupuesto de 2014.

Ha corrido mucha tinta desde que el Gobierno hizo público el proyecto de Presupuesto de la Nación para 2014. Por lo tanto, es pertinente plantear varias inquietudes hacia el monto y la estructura de gastos de dicha propuesta, hasta que el Congreso decida si aprueba o no los Q70.5 millardos solicitados por el Ejecutivo.

Dicho monto significa un incremento de casi Q3.5 millardos con respecto al presupuesto de 2013, aumento basado en la expectativa de más recaudación fiscal y mayor endeudamiento.

Si ya se prevé que la expectativa de recaudación en 2013 no se alcanzará, es una irresponsabilidad incrementar dichas proyecciones para 2014.

Otra inquietud es que, pese al aumento y a las prioridades manifestadas por el Gobierno, Finanzas propone reducir los presupuestos a la seguridad y la inversión.

Si el monto general sube, pero las cifras para los sectores prioritarios disminuyen, entonces los rubros beneficiados son los gastos de funcionamiento y el pago de intereses. Cuesta defender la idea de más burocracia, y más aún, la idea de que los ingresos no están sobreestimados.

En cuanto a más burocracia, sí conviene que haya más policías, pero esta medida debe ir acompañada de reestructurar el Estado, eliminando plazas innecesarias. Además, no es correcto que, bajo la premisa de que será el presupuesto con mayor inversión social de la historia, se nos quiera vender la idea de hacer crecer el aparato estatal sin antes priorizar o depurar. Para muestra un botón: el caso de la ex Vice-ministra de Salud y sus hijos contratados en el mismo ministerio.

Estos son algunos aspectos que impiden las posibilidades de un consenso. La controversia no solo es causada por desacuerdos con el contenido del proyecto, sino por la negativa del Gobierno, y de Finanzas en particular, a facilitar la discusión y corregir los errores señalados. Esto requiere de una cultura política respetuosa con los ciudadanos, sobre todo cuando parece que una medida de esta envergadura no pasó todos los filtros del Gobierno y que la decisión quedó al arbitrio de Finanzas.

Ahora queda en el Legislativo tomar la mejor decisión, y por supuesto dar la oportunidad de buscar el consenso, despejando la idea de que el presupuesto de 2014 no es realmente prescindible. Del resultado final puede depender la suerte de temas tan importantes como el creciente endeudamiento, el destino de los recursos en áreas prioritarias como seguridad, infraestructura, empleo y, sobre todo, el futuro de millones de guatemaltecos.

 

 
Publicado el 09 de octubre de 2013 en www.elperiodico.com.gt por Javier Zepeda
http://www.elperiodico.com.gt/es/20131009/opinion/235836/

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