Locura fiscal

El Pacto Fiscal buscaba garantizar estabilidad en las finanzas públicas.

Principio I: Equilibrio entre ingresos y egresos del Estado: “El equilibrio entre los ingresos y gastos es uno de los factores fundamentales para asegurar la estabilidad y el crecimiento económico. El balance fiscal debe ser el resultado de un adecuado manejo entre los ingresos tributarios y el gasto público dentro de una visión de mediano y largo plazo. El equilibrio fiscal se alcanzará principalmente como resultado de un aumento de la recaudación tributaria y no de una disminución del gasto público. El gasto se regirá bajo los principios de racionalización y optimización”.  (Pacto Fiscal, Sección: Balance Fiscal).

 

Hace diez años, un principio fundamental sobre los que se fundamentaban los “principios y compromisos recíprocos del Estado y de los ciudadanos y ciudadanas acerca de los temas de política fiscal”. Hoy, “una locura”. Según las doctrinas reinantes en las altas esferas de las finanzas públicas nacionales, dicho principio constituye una costosa restricción que limita, innecesariamente, las posibilidades de acción del Gobierno.

Compromiso I: Equilibrio entre ingresos y egresos del Estado: “el déficit fiscal deberá situarse alrededor del 1% anual del PIB en el periodo 2001-2003, asegurando el equilibrio entre los ingresos y egresos del Estado en el último año de cada Gobierno. Previo a una evaluación de desempeño, durante el primer trimestre de cada Gobierno, deberán establecerse metas de balance fiscal”. (Pacto Fiscal, Sección: Balance Fiscal). Una década antes, un compromiso con “estabilidad macroeconómica (que buscaba) el equilibrio entre  los ingresos y gastos del Estado y una política fiscal de largo plazo con visión de país” Hoy, una “locura”. El déficit fiscal: una “reliquia bárbara” que debe ser abandonada como punto de referencia.

El Pacto Fiscal buscaba garantizar la estabilidad de las finanzas públicas promoviendo una mayor captación de recursos económicos por medio del crecimiento económico sostenido. Un crecimiento económico que, en el mediano y largo plazo, fuera capaz de generar empleo productivo que permitiera a la población cubrir sus necesidades básicas, y a su vez obtener el incremento de la competitividad y el estímulo y protección del ahorro y la inversión”. Frente a estas “locuras” del Pacto Fiscal, la nueva ultra ortodoxia fiscalista sostiene que todos los problemas económicos y sociales se pueden resolver mediante la expansión del gasto público y la deuda; que lo único que se necesita es olvidarse de la disciplina fiscal; asimismo, pone en segundo plano la adecuada planificación y priorización del gasto; en tercer plano, la promoción de la transparencia y el combate a la corrupción en la ejecución del mismo, y; en cuarto plano, la efectividad y eficiencia. Aunque parezca absurdo, esta forma de pensar y proceder, según quienes la alientan, proponen y practican, es considerada como la forma más avanzada de pensamiento económico existente. No en balde dicen que “la locura surge cuando se ha perdido todo, menos la razón”.

Publicado el 17 de Septiembre 2013 en www.elperiodico.com.gt por Hugo Maul R.
 http://www.elperiodico.com.gt/es/20130917/opinion/234571/

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