El Fisco deja de percibir decenas de millardos de quetzales anuales, por razones del contrabando y de la defraudación aduanera, por lo que se convierte en la mayor fuente de evasión tributaria. Empero, estos delitos no solo se traducen en evasión tributaria, sino que también inoculan el veneno de la corrupción y la impunidad a todas las instituciones estatales, especialmente aquellas que están encargadas del control de legalidad y del castigo a los criminales (administración tributaria, tribunales, fiscalías, cárceles y policía).
El poder de la mafia es tan grande que el territorio nacional ha caído virtualmente bajo la férula, o sea el control total, de la delincuencia organizada nacional y transnacional, que opera con absoluta impunidad. Esto, prácticamente, significa que el Estado es totalmente impotente para enfrentar a los gángsteres, a las bandas armadas, a las maras y al Estado paralelo.
La impotencia de la justicia es patética. La conflictividad ha aumentado exponencialmente y el crimen reina en el país. La compra de voluntades se da a todo nivel y todo se “lava”. Se planea y ejecuta el asalto mafioso de las instituciones del sector justicia, así como el socavamiento del sistema de control financiero del Estado, sin que nadie objete o se oponga. El saqueo y defraudación de las arcas nacionales se hace con cinismo y desparpajo, al extremo de que hasta se publican los despropósitos y las fortunas mal habidas. Los mafiosos y corruptos hacen gala de sus artilugios, trampas, ardides y componendas; y, por supuesto, se pavonean haciendo alarde de sus inmoralidades, lujos y excentricidades. Hasta las otrora condenas morales desaparecieron, al punto que sus delitos se cuentan como hazañas y anécdotas.
Ha trascendido que los “capos del contrabando”, no contentos con su desleal “ventaja competitiva” (derivada del no pago de impuestos), se están dando el lujo de presionar a las autoridades estatales para que eleven los aranceles (impuestos de importación) a los productos que internan ilegalmente al país, para que sus competidores, que sí pagan impuestos, prácticamente salgan del mercado, dada la imposibilidad de bajar sus precios. ¡Inaudito!
Publicado el 20 de noviembre de 2014 en www.elperiodico.com.gt por Editorial El Periódico http://www.elperiodico.com.gt/es/20141120/opinion/5099/El-contrabando–viento-en-popa.htm
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