Niños y jóvenes con síndrome de Down apoyados por profesionales y una atención integral demuestran que con unidad y esmero se pueda salir adelante y soñar con un futuro mejor.
“Me gustaría ser médico”, dice María José Moreira, de 22 años, con síndrome de Down, quien al igual que otros niños y jóvenes han tenido un espacio para descubrir que son capaces de desarrollar habilidades y colaborar con sus familias.
Este espacio lo brinda la Asociación Guatemalteca para el Síndrome de Down, fundada en el 2005. La sede funciona en un inmueble en la zona 3 de Mixco, donde a las 8.30 horas llegan 60 personas con esa condición.
Aunque depende de la edad, se benefician con estimulación temprana, fisioterapia, programas de lectura, escritura y talleres de carpintería y repostería. También con apoyo de instituciones practican deportes.
Maestras creativas
Colores alegres en las aulas, creatividad de las maestras y el respeto y voluntad de los niños y jóvenes son los ingredientes para que en la jornada de cuatro horas se cumpla el objetivo de aprender.
Darío Chicol, 22, otro beneficiado, ha aprendido carpintería y a jugar billar, disciplina en la que recientemente obtuvo unos de los primeros lugares en los Juegos Nacionales Adaptados de Billar 2017. Luego de una sonrisa, Darío muestra sus habilidades en ese deporte.
Aprenden oficios
“Trabajamos cocina, manualidades y carpintería, para encontrarles un lugar de trabajo”, indicó su maestra, Ana María Zepeda.
Luego se acerca a la mesa de billar Juan Diego Vásquez, 26, quien también ocupó uno de los primeros lugares en el referido torneo.
Ambos, junto a sus compañeros, elaboran en madera su propio casillero; además, practican lectura, escritura y otros talleres.
“Escribimos y aprendemos repostería, como pasteles y pan”, expresó Juan Diego.
Dora de Chicol, 58, madre de Darío, dijo que la clave es no darse por vencidos y que su hijo se ha superado con la atención que recibe en la referida organización.
Irene de Salazar explicó que en el 2005 fundó la Asociación Guatemalteca para el Síndrome de Down, luego de que su hijo Alfredo Salazar, quien ahora tiene 14 años, naciera con ese trastorno genético. Sin embargo, no se dejó vencer por la adversidad y descubrió que ese sector de la población tiene mucho que aportar y es cuestión de apoyarlos para descubrir lo importantes que son.
Apoyo es vital
De Salazar resaltó que el apoyo de los padres hacia sus hijos es vital, pues eso ayuda a ver el síndrome de Down desde otra perspectiva para buscar el desarrollo de los menores.
Alfredo es un adolescente esforzado, pues ganó medalla de bronce en natación en las recién pasadas olimpiadas especiales. “Sigo entrenando”, dijo, y luego continuó con sus clases.
María Isabel Chinchilla, madre de David Salguero, menor beneficiado, dijo que su hijo ha avanzado en escritura y espera que siga con su superación. La organización se mantiene con donativos y con el apoyo de la aerolínea United Airlines.
Publicado por Óscar García, el 02 de Noviembrede 2017, en Prensa Libre
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