El jueves de la presente semana, cuando el presidente electo Jimmy Morales asuma la primera magistratura, los guatemaltecos habremos de escuchar el discurso de toma de posesión, que dibujará las primeras líneas de acción que el nuevo gobierno se plantea alcanzar en los próximos cuatro años.
El conocido adagio que de las palabras al hecho hay mucho trecho, no es excepción en materia de comunicación política.
La revisión a los postulados de los últimos cuatro discursos presidenciales que los guatemaltecos hemos escuchado desde 2000, “la cual ocupa el espacio de nuestras primeras páginas editoriales de la edición de hoy”, evidencia que aquellas intervenciones retóricas, cuidadosamente elaboradas, sobrepasaron en intenciones.
Sin embargo, cuando estamos a la puerta de que asuma el décimo gobernante de la era democrática, registrada desde 1986, escucharemos las propuestas del Ejecutivo, que permitirán a los guatemaltecos evidentemente anticipar una imagen del próximo cuatrienio y perfilar dichas acciones, según sean descritas por el presidente.
Habrá que buscar en el discurso, dónde y cómo ubica su estrategia para emprender un gobierno cuyas expectativas respondan a generalizadas demandas por la transparencia y lucha contra la corrupción, que, dicho sea de paso, permitieron a Morales imponerse en el proceso electoral atípico que concluyó el 25 de octubre pasado.
A diferencia de los anteriores mandatarios, que asumieron tras ganar el voto ciudadano con campañas que prometieron mejorar aspectos puntuales como la seguridad, la lucha contra la pobreza, el empleo o la desigualdad, el entrante asumirá con la promesa de no hacer lo mismo que sus predecesores.
Asumirá, además, aupado por la preferencia del electorado que se inclinó por la propuesta que ofreció poco y distinto.
Bajo esos postulados, la percepción es que Morales no entra amarrado a promesas de empleo, trabajo, productividad o seguridad ciudadana, sino más bien, su gobierno va intrínsecamente unido a una solicitud de actuación férrea contra los abusos y el saqueo y se espera el cien por cien del esfuerzo en rectitud e integridad.
Estas percepciones serán de suyo interesante analizarlas desde la lupa del discurso, pues el ciudadano esperará escuchar argumentos, ya no para superar a un contrincante político, sino razones que visualicen vías que conduzcan al país hacia metas mayores en materia social, política y económica, o cuando menos acciones que no permitan dar pasos en contrario.
Publicado el 11 de enero de 2016 en www.s21.com.gt por Editorial Siglo21 http://www.s21.com.gt/editorial/2016/01/11/largo-trecho-entre-palabras-hechos
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