Triunfó el mandante

A pesar de que algunas personas que acostumbran atribuirse la “representación de la sociedad” insistían en que los guatemaltecos no querían elecciones, la reciente encuesta de Prensa Libre mostraba que el 80 por ciento de los guatemaltecos sí las querían y más del 71 por ciento ratificó con su presencia ese deseo de hacer los cambios pacíficamente y dentro de la institucionalidad.

Hay historias de historias, pero a mí la que más me impactó fue la del señor de 91 años que le llevó 45 minutos caminar de la entrada del centro de votación a su mesa, pero aun así emitió su voto con mucha gallardía y con optimismo se despidió de los miembros de la mesa, diciéndoles: “Nos vemos en cuatro años”. Si eso no es tener un ánimo admirable, no sé qué más lo pueda ser. Y así como esa hay miles de historias de héroes anónimos a lo largo y ancho del país que hicieron posible esta verdadera fiesta cívica.

Estoy convencido de que muchos de los mandantes ejercieron como nunca su voto, razonando cada una de las papeletas que tenía que marcar. Los resultados así lo demuestran. Que Baldizón, aun con la campaña desproporcionada con relación a los demás contendientes, no haya siquiera pasado a la segunda vuelta. Que en Mixco y en Quetzaltenango ganaran contendientes que no lideraban las encuestas ni tenían el presupuesto de los más conocidos. Que en muchos lugares sea notorio el voto cruzado. Todos ellos son efectos de una ciudadanía más informada, más preocupada del efecto de su voto, y, en general, más involucrada.

Por supuesto que todavía el sistema actual pesa, como se ve en los resultados al Congreso. Las bancadas de Líder y UNE serán todavía las más grandes. También en que muchos de los diputados impresentables resultaron reelectos. Estos resultados reflejan, por sobre todo, el grave problema de la elección por listas, en especial la nacional.

Este problema solo se resolverá cuando los mandantes puedan votar directamente por el candidato al Congreso de su predilección. Y eso, por cierto, ni siquiera está contemplado en la propuesta actual de reformas a la LEPP. ¡Esto se debe cambiar!

Pero esa será una discusión para más adelante. Ahorita lo importante es felicitar a todos aquellos que pusieron su grano de arena para que Guatemala sea un ejemplo al mundo. ¡Felicitaciones! Y recordemos que aquí no se acaba todo, apenas estamos empezando.