El sistema político y la participación ciudadana

Participar en un juego con reglas claras y justas.
 
Dice un viejo proverbio “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”. Por tanto, cada pueblo tiene la responsabilidad de elegir a las personas más idóneas para que los gobierne, de lo contrario, si se equivoca, no se debe quejar. Pero ¿qué sucede si el sistema solo permite la participación de aquellos que hacen de la política una forma de perversión? En ese caso la responsabilidad del pueblo es limitada.

Por otra parte, se pide una participación ciudadana con responsabilidad y criterio, pero con qué sensatez pueden elegir aquellas personas que el mismo sistema ha impedido su preparación crítica y reflexiva, que les permita ir más allá de lo aparente. En sociedades donde la propaganda determina el ganador de un evento electoral, se visibiliza la ignorancia de la misma. El poco acceso a modelos educativos que permitan la formación de criterio hace a una sociedad vulnerable a la alienación propagandística. Por ello, Platón y más tarde Ortega y Gasset señalaban que las democracias no constituían la mejor forma de gobernar, ya que en sociedades donde no impera la justicia y el acceso a las oportunidades para los sectores mayoritarios, es insuficiente el sentido común para tomar decisiones y, por tanto, los errores de las mayorías pesan perniciosamente en las decisiones del Estado. ¿Qué criterio pueden tener las personas, en la elección de autoridades, cuando las posibilidades de esa escogencia son limitadas y las reglas del juego favorecen a un sistema perverso y caduco? Vivir en sociedad tiene un compromiso ciudadano que consiste en participar activamente en las acciones que provean bienestar para cada individuo y la colectividad, incluyendo la elección de autoridades.

Sin embargo, en sociedades donde la ley electoral y de partidos políticos favorece a determinados sectores, perviertiendo la libertad de elegir y la participación se ve limitada por la alienación, los procesos electorales son vulnerados en su legitimidad. No basta con saber mover las piezas, hay que saber jugarlas y participar en un juego donde las reglas sean claras y justas. Depende que el ejercicio ciudadano en la elección de sus autoridades sea efectivamente democrático y los resultados de la elección disminuyan el margen de error.

Publicado el 01 de junio de 2015 en www.dca.gob.gt por Jairo Alarcón
http://www.dca.gob.gt/index.php/section-table-2/item/31721-el-sistema-pol%C3%ADtico-y-la-participaci%C3%B3n-ciudadana

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