Como una enfermedad mortal, el narcotráfico ha ido infectando y expandiéndose desde Sudamérica hasta Norteamérica; contaminando en su paso a los países que se le atraviesen, entre ellos Guatemala, considerado como un paraíso para los transportistas de drogas.
Según el informe del Observatorio de la Conflictividad, denominado “Vacío de poder y narcotráfico”, realizado en 2018, la ubicación geográfica de Guatemala, al igual que la debilidad del Estado para proteger sus fronteras, ha hecho del país el lugar ideal para el almacenamiento y tráfico de narcóticos.
El mismo informe indica que para el 2017, alrededor del 90 por ciento de los cargamentos que llegaron a Estados Unidos pasaron primero por el Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador); siendo desde el territorio guatemalteco que se trasladan alrededor de 400 toneladas de cocaína cada año.
Una cifra preocupante, tomando en cuenta que en 2007, a inicios de la lucha contra el narcotráfico en México, solo el 1 por ciento de la cocaína que se enviaba a Estados Unidos pasaba por Centroamérica. En aquel entonces, en su mayoría el trasiego de drogas se realizaba vía marítima o aérea, directamente de Colombia a tierras mexicanas.
Observación de la conflictividad indica que, según datos de la consultora Stratfor, en 2017 más de 200 embarcaciones de droga llegaron al país por el océano Pacífico. El aumento en las incautaciones marítimas ocasionó que la logística para transportar estupefacientes se fuera diversificando.
Cómo llega a Guatemala
Según estudios elaborados por el Comando Sur de EE. UU., citados en el informe, hay un incremento en los narcovuelos provenientes de Venezuela y Honduras hacia Guatemala, los cuales son dirigidos por el corredor del Atlántico y Caribe guatemalteco.
Venezuela es fundamental para el traslado de cocaína, debido a que tras la asistencia técnica y militar de Estados Unidos y el fortalecimiento de las autoridades de Colombia en el año 2000, los cárteles se vieron obligados a buscar nuevas rutas de contrabando como alternativa al tráfico de estupefacientes.
De acuerdo con investigaciones de InSight Crime, la salida la encontraron en Venezuela. La cooptación de la frontera por parte de las FARC facilitó el paso de vuelos con cargamentos de droga a los estados venezolanos de Apure, Zulia y Táchira, y de ahí continuarían su ruta a la Mosquitia, en Honduras.
Desde ese entonces, Venezuela se ha convertido en la gran puerta de salida de cocaína colombiana.
En un principio, las regiones fronterizas del país (Huehuetenango, Petén, Izabal, Zacapa, Chiquimula y Jutiapa) eran las principales vías para transportar la droga. Al aumentar los cargamentos provenientes de Honduras, miembros del cártel de Los Zetas y de Los Mendoza empezaron a trasladar las actividades ilícitas al Valle del Polochic.
El destino del narco
Situado a 460 kilómetros de la capital, entre los departamentos de Alta Verapaz e Izabal, podemos encontrar el Valle del Polochic, una zona abandonada por el Estado. Allí, ocho municipios que la conforman tienen índices de pobreza que superan el 80 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística.
La presencia de instituciones de salud, educación y seguridad es mínima o inexistente.
La vulnerabilidad del territorio, junto con la posición geográfica, hace a la zona un lugar ideal para el traslado de narcóticos. La droga que ingresa a través del Lago de Izabal es movilizada desde el Valle del Polochic, pasando por la Franja Transversal del Norte (Alta Verapaz) y algunas zonas del Sur de Petén, llegando hasta México.
Pero el narcotráfico en la zona va más allá que solo el transporte de droga. El informe resalta que intentan establecer e imponer el control territorial a través de la cooptación de instituciones municipales y departamentales, financiando partidos políticos y organizaciones campesinas a las cuales instrumentalizan para sus fines.
En esta última destaca las invasiones a fincas privadas, con el objetivo de hacerse del control de recursos estratégicos como pistas de aterrizaje privadas.
El resultado del narcotráfico en el Valle del Polochic:
- Áreas en las cuales el vacío de poder estatal es llenado por grupos criminales y subgrupos que aparecen como resultado de la necesidad de diversificar sus operaciones (narco menudeo, lavado de activos, sicariato y secuestro).
- Comunidades que reciben ofrendas del narcotráfico, como pago para la compra de lealtades.
- Comunidades instrumentalizadas para la expulsión de la presencia del Estado y contención de su posible ingreso, bajo la justificación de “resistencia pacífica”.
- Pobladores sumidos en un círculo vicioso de abandono, por la falta de presencia institucional y servicios estatales.
La lucha guatemalteca
Según datos de la Fiscalía de Delitos de Narcoactividad, en 2017 se decomisaron 13 mil 659 kilos. Mientras que en 2018, la Secretaría Técnica de la Subdirección General de Análisis e Información Antinarcótica (SGAIA), de la Policía Nacional Civil (PNC), informaron que fueron decomisados 16 mil 828.94 kilos de cocaína.
El valor de lo incautado en 2018 fue de Q1 mil 729 millones 34 mil 864.40; y en dólares, un total de 223 millones, 968 mil 247.64.
Sin embargo, la cocaína no deja de transitar por Guatemala, pese a los esfuerzos realizados por las autoridades durante el período comprendido del 1 de enero al 20 de mayo del presente año, cuando fueron incautados 5 mil 907.25 kilos de dicha droga. Esto asciende a un total de Q606 millones 921 mil 202.69, lo equivalente a US$79 millones 232 mil 533.
En relación con las tácticas que maneja el Gobierno de Guatemala para combatir el narcotráfico, el coronel Óscar Pérez, vocero del Ejército, indicó que es una información clasificada. Añadió que, por motivos de seguridad, lo único que se hace público son los resultados de las incautaciones.
Algunos de los pasos recomendados en el informe para recuperar el control, son:
- Recuperación del control territorial, con un enfoque de seguridad nacional.
- Tomar el control de la franja del Valle del Polochic es sinónimo de frenar el trasiego de drogas.
- Presencia del Estado en el área para garantizar certeza jurídica y orden público en la región.
- El Estado debe frenar la injerencia de los grupos criminales en las agrupaciones políticas locales durante las próximas elecciones generales.
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