Hace aproximadamente veinte días, escribí sobre el plan de la GICIG para robarse las elecciones del país, por medio de cooptar el Tribunal Supremo Electoral, para desde allí, realizar todos los actos encaminados a instalar en la silla presidencial a la candidata afín a sus intereses político-ideológicos.
Guatemala poco a poco pierde la batalla, uno a uno le van ganando y no se da cuenta de su gran fracaso. Lo que inicialmente se celebró como castigo para los corruptos, un alto a la impunidad, es hoy una cuenta que gota a gota la desgasta y la condena.
El Congreso gastará 3 millones 108 mil quetzales para vestir a sus empleados. La ropa de cada persona costará2 mil 704 quetzales, en el caso de los hombres, y 2 mil 278, por cada mujer.