Desde la primera quincena de marzo, 90 pozos son utilizados al máximo para cubrir las necesidades de unos dos millones de habitantes de la ciudad, debido a que los ríos han bajado su caudal por la sequía propia del verano, informó la Municipalidad capitalina.
Según la comuna, con el recurso hídrico de los 90 pozos y de caudales superficiales, hasta el martes 27 de marzo se había logrado un 61 por ciento de cobertura, debido a que el problema persiste en las partes altas.
El vocero municipal, Carlos Sandoval, dijo que con el agua de los ríos solo se cubriría un 39 por ciento de los vecinos, por lo que es necesario recurrir al caudal de los pozos.
“En 1980 la cooperación japonesa hizo un estudio y determinó que con los caudales y pozos solo se tenía capacidad para abastecer a 900 mil vecinos en la ciudad, pero en este momento hay dos millones, hay una sobrepoblación en muchos sectores y muchas colonias están en las partes altas, y es donde cuesta que llegue el agua”, acotó.
Entre los afluentes naturales que aún proveen agua para la ciudad, a través de plantas de tratamiento, están Platanitos, Monjas, Pixcayá y María Linda.
“En un día bueno, la planta ubicada en Lo de Coy, zona 1 de Mixco, que es la que tiene mayor capacidad, recibiría mil 600 litros de agua por segundo, pero ahora solo recibe 740, hay una baja en la cantidad de agua, hacemos un llamado a las personas para que cuiden el líquido y no lo utilicen para lavar vehículos”, indicó Sandoval.
Derrumbe
De acuerdo con la municipalidad, la falta de agua en el norte de la ciudad se normalizará en los próximos días, ya que se recupera la presión del caudal después de que un derrumbe dañara una tubería principal y dejara sin agua a 22 colonias de las zonas 17 y 18.
La municipalidad calcula que solo entre la zona 17 y una parte de la 18 viven 90 mil personas.
En las 22 zonas de la capital se ha reportado problemas de escasez de agua entubada desde hace semanas, por lo que algunos vecinos han optado por comprar el líquido en cisternas.
“El problema es que cada tonel cuesta Q12, pero no alcanza. La pila de agua la venden a Q8 y la cubeta a Q2, esto es un problema”, dijo Marta Quic, vecina de la colonia Lavarreda, zona 18.
Provincia
En similares condiciones se encuentran 245 mil 581 habitantes de Sololá, afectados por el estrés hídrico, debido a la baja disposición de agua de la cuenca del Lago de Atitlán. Un estudio del Instituto de Investigación y Protección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna) establece que el cambio climático, la contaminación de ríos y la falta de programas para el cuidado del agua causaron escasez.
Gabriel Valle, ambientalista de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación, indicó que la situación empeorará y los veranos serán más largos.
“Usamos más agua de la que logra retornar —al manto acuífero—, además de contaminarla. Todo lo que hacemos impacta al entorno ambiental, la gente no se percata de la crisis porque no creen, puesto que logran comprar agua de un camión para abastecerse, pero la escasez se agravará”, señaló Valle.
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