Publicado Por Édgar Gutiérrez, el 5 de Junio 2017, Por elPeriódico
https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/06/05/asi-nos-gobiernan/
El ejercicio del poder político ya no es lo que solía. Las mieles son pocas y las hieles abundan. Allí están los diputados, entre asustados y desafiantes. Les asusta que la justicia los alcance por quién sabe qué casos. Igual puede ser por recibir sobornos a cambio de aprobar deudas o incluso haber confeccionado millonarias licitaciones para obras de infraestructura, o por las consabidas plazas fantasma, o pecadillos extra parlamentarios que configuran, además, delitos transnacionales.
Están, por otro lado, ellos mismos, desafiantes y celebrando cada semana que han obstruido la reforma constitucional, como si fuera una (la única) derrota que propinan a la justicia, es decir a la CICIG y el MP. Mantener el statu quo es una derrota, pero de la sociedad que aspira a vivir con seguridad, certeza y bienestar. Con los instrumentos legales vigentes la CICIG y el MP –también la SAT, bajo la conducción de Solórzano Foppa- pueden seguir haciendo su trabajo como en el último tiempo. Trascender las debilidades del sistema, asegurar su profesionalismo, independencia y eficiencia debe ser una preocupación de los guatemaltecos, en particular de las elites sanas.
Los diputados habrían querido perdón y olvido por parte de la justicia a cambio de aprobar las reformas y, acto seguido, abrir las compuertas de las mieles del poder para recuperar sus inversiones de campaña. Pero eso no ocurrirá. Ni ellos mismos se animan a auto otorgarse la amnistía, junto al resto de agentes de las elites señaladas, pues saben que encenderían la ira ciudadana, rompiendo la pita por lo más delgado. Así que la obstrucción es apenas una victoria pírrica, esperando a colocar a alguien amable en el MP en mayo del 2018, bajo el actual esquema de comisiones de postulación que estará, más que nunca, dominado por grupos de interés con hambre de capitalizarse, aprovechando los sustos del amplio abanico de las elites.
Las más altas autoridades del Ejecutivo también transitan estados anímicos extremos, entre el flato y la ira. Las razones también son conocidas y se relacionan con pecadillos inexcusables de la última campaña electoral y la persecución penal en contra de sus familiares, por casos simples pero contundentes (y alguno más grave). Igual que en el Congreso, la única forma de patalear es negando las reformas y conspirando en contra de los operadores más conspicuos de la justicia, Iván Velásquez y Thelma Aldana. Gobernar, en sentido estricto, les resulta, parece, una tarea secundaria. Reformar las instituciones, confeccionar políticas de Estado en el campo social y económico, no encabeza las prioridades de gestión del Ejecutivo ni del Legislativo, a juzgar por lo visto hasta hoy.
A nuestros gobernantes y a las elites que los cobijan, les cambiaron la página de la Historia y se niegan a comprender y aceptar las nuevas reglas, que son las mismas que siempre reclamaron, pero del diente al labio. Entre más se resistan a abrir la compuerta al estado de derecho, mayor será el costo particular (para ellos), en términos de libertad y acumulación de riqueza, y general (para el país), en términos de seguridad y desarrollo.
No Responses