Caciques de abuso sin fin

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Hace unas décadas un Ministro de Estado y otros altos funcionarios sabían dónde estaban parados. Eran gente capaz y honesta, en su mayoría, que no llegaban a los cargos recomendados por los clanes de poder para defenderle con ahínco sus intereses, ni a ser servidores del partido político de turno. Eran, simplemente, los colaboradores, de más confianza de un Presidente, que no necesitaban de círculos de asesores para desempeñar el cargo, ni de congratularse con cuanto político abusivo se quería meter en sus decisiones administrativas.

Con los años, y las fatídicas mezcolanzas con los que dan dinero y con los que toman las negociaciones, un ministro se instala en el cargo, para servir a los benefactores de los partidos, y a los clanes de políticos de turno. La lealtad al Mandatario y trabajar para servir al pueblo ha ido pasando de moda, en el desempeño de esos cargos. Actualmente, la figura del ministro se ha desvalorizado y hasta existen, los que llegan al cargo para avalar millonarias y fraudulentas negociaciones. Como lo hicieron un ministro de Gobernación, un ministro de Comunicaciones, una ministra de Educación y otra del Medio Ambiente durante la gestión de Pérez Molina y Baldetti, para no irnos tan lejos.

Ya trasciende, en los corrillos fuera del círculo que, a algunos ministerios, los están atiborrando de nuevos empleados. Así por docenas, para complacer el crecimiento de los partidos más influyentes: léase la UNE y el FCN-Nación. No hay tales de austeridad, ni de economía en el gasto. Y, ante este panorama podemos estimar, que algunos ministros debilitados por su ambición, tampoco tendrán escrúpulos, para reacomodar en sus dependencias, a los integrantes de los 27 clanes y sus séquitos que, a partir de abril terminarán su estadía privilegiada como empleados del Congreso de la República.

Este es el momento para que los ministros y todos los funcionarios, con altos cargos gubernamentales, no permitan que los diputados que se creen caciques omnímodos de este país, los persigan, los asedien y los quieran obligar para que nombren, en sus dependencias, a sus familiares y retoños que succionaban, los fondos del Congreso, hasta por la cantidad de Q100 mil mensuales para vivir en un insaciable confort. Colaborar en esa forma con ellos, será la burla más grande a los propósitos de esta sociedad que le toca sufrir todos los resultados del nepotismo exagerado y demoledor con que se sirvieron los políticos de turno en la gestión pasada.

Los funcionarios, bien pueden leer la Constitución de la Republica, en la que, en ninguno de sus artículos les ordena la subordinación a los miembros del Congreso en sus decisiones administrativas. Mucho, muchísimo, ha perdido el país con nombrar gente inepta y prepotente en las plazas del magisterio, que ha sido el coto donde algunos diputados exigen cuotas de nombramientos. Creerse cuelludo, en un cargo de maestro, y no respetar las normas educativas, ha provocado un daño incalculable en el sistema educativo, que no se mira pero se percibe en todas las fallas de la educación.

Esta es la oportunidad para que cada ministro se pare en sus zapatos, y no acepte convertirse en silencioso colaborador de quienes, por décadas, han manipulado a la mayoría de dependencias para que se nombre en los puestos a personas ineptas, incapaces, ignorantes.

Los ministerios y las demás dependencias debieran ser los diques donde la imposición de los caciques nepotistas no puede llegar a imponerse, en otro lugar, pero con la misma gente. Y no tiene la culpa el diputado sino el que avala su parasitismo económico. ¿Así, cómo vamos a progresar?

Publicado en www.elperiodico.com.gt el 4 de Marzo 2016 por Silvia Tejeda
http://elperiodico.com.gt/2016/03/04/opinion/caciques-de-abuso-sin-fin/

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