Donaciones vencidas y trapos de cucaracha

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El único anuncio novedoso realizado por el presidente de la República, Jimmy Morales, en su discurso de toma de posesión el 14 de enero, fue el relativo a una millonaria donación en medicamentos y otros insumos hospitalarios. En medio de la tormenta noticiosa sobre la severa crisis en la red hospitalaria pública, aquel anuncio vino a ser como un bálsamo que, si bien no contrapesaba el vacio del discurso presidencial sobre el rumbo del nuevo gobierno, al menos alentaba la esperanza de que en esa área tan sensible podría esperarse algo distinto.

Sin embargo, en el transcurso de este primer mes del gobierno de Morales, el “anuncio insignia” se convirtió en un búmeran, a causa del descubrimiento de que al menos una parte de los medicamentos incluidos en esa donación (que al final fueron varias donaciones, según la versión oficial) estaban vencidos o por vencerse en muy corto plazo.

A rajatabla y poniendo en duda la veracidad de informes que sobre el particular preparó la Unidad de Supervisión Hospitalaria de la Defensoría de la Salud, de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), el propio presidente Morales salió en defensa de su primera acción de gobierno, puesta en solfa no solamente por la caducidad de algunos de los medicamentos e insumos, sino también por la falta de claridad sobre el origen de las donaciones y la identidad de los donantes.

Unas desafortunadas declaraciones del vicepresidente Jafeth Cabrera, las cuales fueron entendidas como admisión de que se estaban utilizando medicamentos vencidos, sumaron erosión al manejo publicitario, que no informativo, del gobierno en este asunto.

Cuando parecía que el aluvión de críticas y suspicacias a causa de las medicinas e insumos caducados estaba por amainar, ayer volvió a avivarse el fuego con un nuevo informe de la PDH, esta vez respecto de hallazgos hechos en el Hospital Nacional Doctor Jorge Vides Molina, de Huehuetenango, donde se encontraron medicinas vencidas y equipo obsoleto.

La información de la PDH no solamente actualiza las sospechas sobre la existencia de zonas grises, por no decir oscuras, en relación con las donaciones, sino que provoca la preocupante reiteración de la línea gubernamental: la negación y la descalificación.

La valiente y oportuna denuncia de la doctora Zulma Calderón, de la PDH, debería obligar al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, así como al propio presidente Morales, a cambiar su línea de conducta y asumir compromisos para enmendar lo que debe enmendarse.

Nadie en Guatemala desconoce que el sector de salud pública fue recibido por este gobierno ya en trapos de cucaracha. Pero no se logrará salir de esa situación con una conducta defensista. En lugar de descalificar el trabajo profesional e institucional de las y los trabajadores de la PDH, el gobierno debe entender que esa institución fue creada precisamente para cumplir funciones de supervisión y que, frente a sus indicaciones, lo que corresponde es rectificar.

Publicado el 11 de febrero de 2016 en www.s21.com.gt por Editorial Siglo21
http://www.s21.com.gt/editorial/2016/02/11/donaciones-vencidas-trapos-cucaracha

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