Diputados fieles

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Es ingenuo obligar a la lealtad a una plaga de infieles.

Qué ingenuidad es querer controlar a la fuerza a los diputados tránsfugas, brinca partidos, porque en Guatemala no existen “partidos” como tal, lo cual debiera significar una asociación congruente de gente convencida de un tipo de pensamiento para resolver la intención colectiva de la convivencia. El caso de los Estados Unidos es un buen ejemplo, porque los dos partidos de siempre, demócratas y republicanos usan en sus iconos hasta los mismos colores, azul arriba y rojo abajo, con unas cuantas estrellas de la unión. Los dos partidos unifican así su sentido de ser norteamericanos, con la única intención de representar al pueblo. Ahora bien, la forma cambia, porque los demócratas eligieron un burro para expresar su terquedad y resistencia para la carga, necios en sus propósitos y bastante libres, porque los burros sueltos en una carrera se dispersan cada quien por su lado. Mientras los republicanos eligieron un elefante, porque son conservadores, grandes, obedientes a los preceptos y siguen una ruta convencional hasta para morir. Los dos partidos son de la misma gente, pero cada uno representa una forma de pensar y actuar. La tensión en el Congreso permite a la luz de dos pensamientos analizar las necesidades reales, porque hay momentos cuando el Gobierno requiere ser conducido con cierta libertad y otras con conservadurismo. Es por eso que no se escucha comúnmente que los congresistas se cambien de bando. No hacen falta prohibiciones ni necesidad de amarrarlos.

A los diputados de Guatemala Dios lo cría y el diablo los congrega. La actual decisión de querer obligar la lealtad a una plaga de infieles, es como ordenar a los ciudadanos casanovas para que en los próximos tres años sean monógamos y leales. Aprovecharían como tránsfugas para cambiar de pareja a la carrera, mientras se les permite oficialmente, y dudo que aguantaran tres años de lealtad. Tonterías. Lo que están logrando es crear falsas apariencias, y abonar el terreno para que en los próximos meses veamos una erupción interna sin precedentes, que se peleen entre bancadas y se asocien por fuera según nuevos intereses, porque a la hora de votar cada quien actuará según sus propias negociaciones espurias. En el Congreso lo que hay es negocios, no discusión de ideas. Nada a la fuerza funciona, porque lo que está mal no es el transfuguismo, se pasan de una estructura a otra parecida. Es cosa de quién me da lugar, y no de asociación por metas comunes. La dispersión de tantos partidos y bancadas, es en realidad reflejo de nuestra carencia de apertura e identidad partidaria.

Publicado el 11 de febrero de 2016 en elperiodico.com.gt por Méndez Vides 
http://elperiodico.com.gt/2016/02/11/opinion/diputados-fieles/

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