El problema no es de ingresos, sino de egresos. Mientras este no se arregle, aunque haya más ingresos, se seguirán perdiendo -al igual que los actuales- en egresos corruptos y mal priorizados. Primero que nada, es un problema de corrupción. La misma no se refleja solo en lo que los funcionarios y “contratistas” se roban, sino en muchísimos gastos superfluos, inútiles, redundantes y hasta contraproducentes que abundan a lo largo y ancho de toda la administración pública.
Pero el problema no se queda allí. Por si no fuera suficiente la corrupción que los tributarios debemos sostener, resulta que hay una pésima priorización de los gastos que se deben hacer. Priorización que lamentablemente refleja la mentalidad de muchos que están o han pasado por el manejo de las arcas públicas a lo largo de décadas.
Algunos pocos, desde hace tiempo hemos recalcado la importancia de focalizar el uso de los fondos de los tributarios en aquellas que son las funciones primordiales -la razón de existir- de los gobiernos, como son velar porque haya seguridad y se imparta justicia.
Los impuestos que ya pagamos los tributarios se deben utilizar para que tengamos la mejor seguridad y justicia posible. Si sobran fondos, se pueden utilizar en otras cosas, pero la prioridad deben ser esas dos funciones. Sin embargo, aquí la cosa está patas arriba. Se asignan fondos para cuanta cosa se le pueda ocurrir –incluyendo, por supuesto, la corrupción-, y de allí resulta que para seguridad y justicia solo dejan las migajas y luego todavía tienen el descaro de decir que no alcanzan los fondos.
El niño símbolo de esta mentalidad es Álvaro Colom, con su infame expresión: “Los impuestos que ya se pagan son para mis fondos sociales. Si quieren seguridad, paguen más impuestos”. Ante una escala de prioridades tan estúpida, no nos debe extrañar que tengamos los resultados que se tienen actualmente. ¿Qué no se dan cuenta que garantizar la seguridad y la justicia es lo más importante para asegurar la “estabilidad social”?
Los diputados tienen ahorita en sus manos la herramienta para hacer los cambios que se deben. No hay que esperar a que haya más ingresos.
Deben quitar fondos que notoriamente están destinados a ser robados y reasignarlos a los presupuestos del Organismo Judicial y el Ministerio Público. Si buscan lo suficiente, encontrarán dinero de sobra para cubrir las necesidades en esas dos instituciones. La pregunta del millón es si están dispuestos a hacerlo. ¿Usted qué opina? Si está de acuerdo conmigo, presione a los diputados para que hagan los cambios necesarios antes de aprobar el presupuesto para el año entrante.
Publicado el 19 de noviembre de 2015 en www.prensalibre.com por Jorge Jacobs http://www.prensalibre.com/opinion/no-pueden-o-no-quieren
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