Cuando somos transparentes, somos honestos y genuinos, vivimos con integridad; lo que somos en el interior y lo que proyectamos al exterior, es lo mismo.
Una persona transparente no trata de convencer a otros acerca de quién es, en lugar de ello se revela, siendo leales a sus valores, creencias y convicciones.
Cuando somos transparentes, somos en consecuencia vulnerables y no autoprotectores; eso se demuestra por nuestra voluntad de reconocer nuestras limitaciones, expresar nuestros temores y exponer nuestros errores.
Cuando somos transparentes, somos sinceros en nuestra comunicación con otros, las personas no escuchan una cosa de nosotros y ven otra. No tratamos de ocultar hechos, torcer la verdad o cubrir lo que hemos hecho, esto se les enseña a los niños desde que son pequeños, para que al crecer se muestren como son y digan la verdad a pesar de las consecuencias.
Una persona transparente no hace alarde o busca convencer a otros de que es perfecto, deseamos que otros vean quiénes somos realmente. Como resultado, cuando somos transparentes, somos relajados, porque sabemos que no tenemos que fingir ser diferente a lo que realmente somos. La presión de ocultar intenciones, sentimientos y acciones no está allí. Comprendemos que nuestra transparencia nos puede ayudar a crecer profesionalmente y socialmente con otros.
La transparencia tiene un impacto positivo en nuestras relaciones, debido a que somos sinceros, otros creen en lo que decimos. Confían nuestras intenciones y están dispuestos a confiar en nosotros.
La honestidad acerca de nuestras fallas, así como de nuestros éxitos nos da credibilidad ante los que nos rodean, lo que hace posible que seamos de positiva, porque ellos confían en nuestros motivos.
En el ambiente político y social que estamos viviendo, la transparencia es y será un valor determinante en el futuro de nuestro país. Vemos y escuchamos que candidatos y miembros de la sociedad en general hablamos de lo que queremos para Guatemala, que nos unamos y decidamos trabajar juntos para construir un mejor país. La pregunta es: ¿Eso es lo que hacemos cada mañana al levantarnos? ¿Es lo que decimos reflejo de la forma en que hacemos negocios, tratamos a nuestra familia y amigos?
Estoy seguro de que para Guatemala vienen tiempos mucho mejores, pero esta sociedad polarizada y dividida por un pasado plagado de falta de transparencia debe generar un cambio respecto de este valor. Ánimo, chapines, sí se puede…
Estemos atentos a las propuestas y planes de gobierno de los candidatos a la presidencia, pero más que ello, veamos si hay consistencia entre lo que dicen y lo que vemos que hacen.
Publicado el 23 de septiembre de 2015 en www.s21.com.gt por Walter Martínez Guzmán http://www.s21.com.gt/luz-sombra/2015/09/23/valor-transparencia
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