Por una parte, es importante reconocer que debemos emitir el voto tomando en cuenta las opciones que estén habilitadas al momento. La anulación del voto no es una acción que valga la pena, dado que el voto nulo no tiene ninguna validez. Actualmente no se encuentra regulado en la Ley Electoral y de Partidos Políticos y no es vinculante con los resultados de las elecciones. Y, aunque las reformas a la mencionada ley son necesarias y deben realizarse, estas ya no entrarían en vigencia para esta elección.
En casi todas las ocasiones en que los ciudadanos guatemaltecos hemos salido a votar, se ha esperado con ansias el día en que resulte electa la nueva autoridad. Generalmente hemos demostrado entusiasmo por la posibilidad del cambio por la vía democrática. Ahora, quizá no tenemos el mismo entusiasmo. Desde el 16 de abril comenzó un proceso de lucha ciudadana para combatir la corrupción, el crimen organizado, la cooptación del Estado y la apropiación de los recursos públicos, con el apoyo del Ministerio Público y de la Cicig. Es la participación ciudadana y cívica la que hace que este proceso eleccionario sea distinto a otros.
A pesar de los diversos señalamientos y sindicaciones de corrupción, el Congreso de la República no aprobó la solicitud de antejuicio al presidente Otto Pérez Molina. Se negó a retirarle la inmunidad para que pudiesen aclararse los señalamientos que se le han imputado. Además, según se reportó en los medios de comunicación la semana pasada, en la sesión del Congreso salió a luz cómo opera el populismo: protege a los corruptos, manipula las reglas de juego a favor de quienes tienen el poder y busca anular cualquier amenaza de persecución política.
El Congreso pareciera estar aún divorciado de las necesidades y planteamientos sociales. La mayoría de diputados no se ha dado cuenta de que su misión debería ser contribuir haciendo las reformas legales para fortalecer la institucionalidad del país, cerrando las puertas a la corrupción y al clientelismo. En cambio, se propuso hacer modificaciones a las leyes vigentes para limitar y evitar la intromisión de la Cicig, cuando los ciudadanos, por el contrario, consideran que su labor es importante y que ha contribuido a la lucha contra la impunidad.
Aunque todavía queda mucho por hacer para contar con un Estado mínimo, transparente y al servicio de los ciudadanos, que ejecute sus funciones con efectividad y eficiencia, un voto consciente y responsable puede contribuir a que nuestras autoridades estén más comprometidas con los deseos y necesidades de los ciudadanos. Por otra parte, en cuanto a la iniciativa de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos es muy importante; esta debe analizarse y discutirse bien. Una reforma cosmética no sería suficiente.
En conclusión, debemos ir a votar con responsabilidad. Informarnos sobre las opciones para la presidencia y vicepresidencia, diputados y alcaldes, analizar cuál sería la mejor decisión para apoyar el futuro de Guatemala. Nos merecemos autoridades probas, comprometidas con el desarrollo económico y social, pero ante todo que busquen rescatar la institucionalidad para servir a los guatemaltecos y no servirse del poder.
Publicado el 19 de agosto de 2015 en www.s21.com.gt por Verónica Spross de Rivera http://www.s21.com.gt/bajo-lupa/2015/08/19/debemos-ir-votar-responsabilidad
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