Necesidad vs. necedad

Viene esto a tema porque el incumplimiento de metas en la recaudación ha venido siendo asunto repetitivo en los últimos años.

Ese incumplimiento se hizo evidente en 2012, 2013 y previsiblemente será la misma tendencia en 2014.

¿Qué ha fallado? ¿Los cálculos? ¿Las estimaciones? Expertos que fueron consultados, y cuyos argumentos se presentan en la nota principal de la sección económica de hoy, aportan varias razones. Se afirma, por ejemplo, que este incumplimiento de objetivos por mes puede atribuirse a la equivocación técnica de sobreestimar las metas.

El problema es que ha sido consecutivo, cuando menos en el último trienio, justo cuando la Reforma Fiscal empezó a cobrar vigencia, y recursos legales comenzaron a hacerla retroceder por evidentes errores técnicos en su elaboración.

Razones hay muchas, pero lo cierto es que lo que vemos ahora es un Ejecutivo ahogado en los vientos de sus propios números.

Es bien sabido que la inversión pública se convierte en una necesidad, porque los estados pasan a ser actores muy influyentes al inyectar recursos a las economías.

Pero cuando estos no llegan por el lado de los tributos, los gobernantes acuden a las soluciones de ampliar la disponibilidad de recursos por otras vías como Bonos del Tesoro o préstamos. En otras palabras, deuda.

En el proyecto de presupuesto para 2015, que se encuentra en análisis en el Congreso, se plantea una recaudación de Q52,430.8 millones, que una vez más suena optimista, si vemos que este año ingresarán unos Q48,818.5 millones.

Se entiende que el Estado afronta el problema de cubrir necesidades en lo salarial o en lo social, por mencionar dos grandes rubros.

Pero probablemente, como ha ocurrido en el pasado podrían quedar por debajo de la meta, si las expectativas de crecimiento de la economía no se alcanzan o, la evasión y el contrabando siguen galopando con libertad.

Eso hace pensar si de nuevo no se ha caído en la necedad de plantearse metas sencillamente inalcanzables.

A menos que la reingeniería tan mencionada en una SAT poco fortalecida, como la que tenemos hoy, empiece a dar señales de cambio.