Más allá de las disposiciones del TSE

Sin duda, cada año varían los escenarios político, electorales, y la demanda ciudadana de acciones contundentes en contra de las organizaciones político-partidistas que infringen la Ley Electoral y de Partidos Políticos se acrecienta, especialmente las encaminadas a frenar la campaña política anticipada y las relacionadas con la identificación de las fuentes de financiamiento privado.

A tres décadas de su fundación, el TSE registra una erosión en su autoridad y credibilidad. Esto porque existe un abierto desafío por parte de los partidos políticos en irrespetar la ley que prohíbe taxativamente la campaña anticipada.

El desentendimiento de la clase política hacia la institución llega al punto que en cada proceso de reforma electoral, las modificaciones se centran en mejorar las condiciones del financiamiento público hacia las organizaciones, sin apostar en la necesidad de dotar de mejores herramientas jurídicas al TSE.

Siglo.21 publica hoy la sección El Debate, el cual, en voz de expertos aborda las deficiencias que registra la máxima autoridad en materia electoral, a dos meses de haber asumido los nuevos magistrados. Los consultados coinciden en identificar tres debilidades de la nueva administración: la falta de medidas drásticas para frenar la campaña electoral anticipada, la ausencia de un plan estratégico de cara a los comicios generales de 2015 y la falta de apertura hacia los diferentes sectores de la sociedad.

Aunque los actuales magistrados emitieron un acuerdo que conmina a los partidos políticos, que ya han sido sancionados por realizar propaganda anticipada, a remover y suspender dichas acciones, la efectividad de la misma se pone en duda por parte de los expertos.

El antecedente acerca de la poca efectividad que tendría la disposición se remonta al año 2010, cuando el Registro de Ciudadanos, del TSE, canceló al partido político Victoria por infringir la norma y realizar campaña anticipada. Sin embargo, la organización apeló la resolución y recuperó su estatus.

Sin duda, los desafíos del TSE son titánicos porque es un baluarte del Estado de derecho. Por ende, los diferentes sectores de la sociedad deben apostar a fortalecerlo y garantizar su autoridad. Hay mucho por hacer todavía en materia político-electoral, pero la verdad es que el reto está en nuestras manos: continuar con el irrespeto de la norma o fortalecer la democracia respetando al TSE.