El invisible tema de la salud

El 7 de abril se conmemora el Día Mundial de la Salud. Para una sociedad que está tan enferma física, mental y socialmente, como la guatemalteca, esa fecha debería ser una ocasión de gran relevancia, que conminara a la reflexión, al debate público a todo nivel acerca de cómo enfrentar más exitosamente los retos que tiene el país en este ámbito. Debería ser cuando el Estado de Guatemala rindiera cuentas acerca de qué está haciendo para garantizar la universalización del acceso a los servicios de salud y la realización progresiva de ese derecho humano en el país. Nuestra Constitución, en su sección séptima, artículos 93-100, es clara respecto de la responsabilidad que tiene el Estado al respecto.

Sin embargo, aquí, el 7 de abril es virtualmente invisible. Los medios de comunicación retratan la gravedad de las dudosas cifras de morbilidad y mortalidad que reporta el Ministerio de Salud, amén de una que otra declaración del ministro de turno. La primera plana se la llevan las compras que hacen las entidades, casi siempre rodeadas de opacidad. La discusión de fondo sobre la política de salud está ausente de la agenda.

En medio de este abandono al tema, la semana pasada se registró un hecho positivo: la Fundación Carlos Slim otorgó su premio anual de salud a Medicus Mundi Navarra. La sede de esta organización en Guatemala compartió el premio con sus colegas de Bolivia, Perú y México por su contribución a la reducción de la mortalidad materno-infantil, a través de la implementación de un modelo integral de atención que propicia el acceso de toda la población con equidad étnica y de género a los servicios de salud, y a partir de la convicción hecha práctica de que el sistema público de Guatemala sí puede dar atención de calidad con pertinencia y de manera integral a toda la población. Un modelo que permitiría, en principio, comenzar a romper con esa atención diferenciada por capacidad de pago que actualmente predomina en el país.

Para muchas personas esta noticia fue una gran sorpresa; especialmente enterarse de que este modelo funciona desde hace ya 14 años en algunas localidades. Surgen las preguntas: ¿Por qué no se ha adoptado de manera generalizada por parte del Ministerio de Salud?; ¿O es que las alianzas electoreras con algunas ONG prestadoras de servicios en las áreas rurales les trae más réditos que sólo la ganancia pecuniaria?; ¿Qué implicaciones debería tener este esfuerzo de 14 años continuos como el de Medicus Mundi Navarra, y de otras entidades que trabajan exitosamente en el área rural, en las decisiones que los partidos políticos deberían tomar sobre el futuro de los servicios públicos de salud?

Cabe recordar además que, como parte de la aprobación de las leyes de transparencia el año pasado, en el 2016 las ONG no podrán recibir fondos públicos, incluidas las de salud. ¿Cuál es el plan de transición que ha formulado el ministerio para enfrentar esta situación? ¿O le dejarán la “papa caliente” al nuevo gobierno para que se queme?

Señores políticos: ¿ya consideraron el escenario de ingobernabilidad sectorial que les espera cuando la gente se quede hasta sin los pocos servicios que ahora recibe? ¿Cómo puede la experiencia exitosa de Medicus Mundi Navarra ayudar a diseñar una alternativa digna de manera rápida?

En lo particular, me congratulo por el reconocimiento que ha recibido el “Modelo incluyente de salud” impulsado por esta entidad, el cual he visto funcionar efectivamente en terreno en diversas ocasiones. Espero que este premio detone la oportunidad para sacar finalmente el tema de salud de la invisibilidad.

 
Publicado el 09 de abril de 2014 en www.prensalibre.com por Karin Slowing
http://www.prensalibre.com/opinion/invisible-tema-salud_0_1117088311.html

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