José Raúl González Merlo

Es un grave error caer en la “fatal arrogancia” de creer que el desarrollo puede ser legislado. Alguien le ha metido eso en la cabeza al binomio presidencial y han mordido el anzuelo. Por ignorancia o complicidad, la mal llamada ley de “desarrollo rural” es el más reciente ejemplo de creer que la prosperidad puede alcanzarse de un plumazo. ¿Qué país se ha desarrollado “por decreto”? Más bien es al revés. La evidencia demuestra que malas regulaciones mantienen empobrecidas a las naciones. Ese es, precisamente, el caso de la mentada ley.

 

Subdesarrollo rural

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

Es un grave error caer en la “fatal arrogancia” de creer que el desarrollo puede ser legislado. Alguien le ha metido eso en la cabeza al binomio presidencial y han mordido el anzuelo. Por ignorancia o complicidad, la mal llamada ley de “desarrollo rural” es el más reciente ejemplo de creer que la prosperidad puede alcanzarse de un plumazo. ¿Qué país se ha desarrollado “por decreto”? Más bien es al revés. La evidencia demuestra que malas regulaciones mantienen empobrecidas a las naciones. Ese es, precisamente, el caso de la mentada ley.

Tiene un nombre bonito y sus promotores prometen que sin esta los campesinos nunca podrán aspirar al “desarrollo rural”. El único problema es que no hay relación causa-efecto entre el contenido del decreto y el supuesto desarrollo que se promete.

La ley beneficiará a pocos y perjudicará a muchos. Un nuevo “Ministerio de Desarrollo Rural Integral” creará otro ejército de burócratas que, inmediatamente, se sindicalizará para demandar nuevas prestaciones laborales. El “desarrollo rural” siempre podrá esperar. Dicen que ese ministerio debería tener un presupuesto de Q1,700 millones. Ciertamente vale la pena luchar por esa “conquista”. El modus vivendi de los promotores de la ley depende de un gobierno cada vez más grande para extraerle más rentas. ¿Cómo dejar pasar la oportunidad de saquear semejante botín económico?

Pero al botín económico se debe agregar el jugoso botín político. El nuevo ministro será el “rector” de 10 “políticas de desarrollo rural” con el poder para “reformar y democratizar el régimen de uso, tenencia y propiedad de la tierra, desincentivando su concentración”. El sueño mojado de cualquier político: amplios poderes legales para extorsionar a terratenientes. Si la ley manda “desincentivar” la concentración de tierra, pongamos un impuesto especial a las fincas que no nos gusten, por ejemplo. Al fin y al cabo, no necesitamos expropiar para “desincentivar”; con destruir su viabilidad económica es suficiente.

El concepto de “soberanía alimentaria” es otro que nos regresa 500 años; cuando las personas comían solamente lo que cultivaban, si el soberano les daba permiso. Dice la ley que “el Estado define soberanamente la modalidad, época, tipo y calidad de la producción alimentaria…”. Los cultivos podrán, o no, ser autorizados por “expertos” que tendrán como criterio, entre otros, la “pertinencia cultural” de tales alimentos.

Con tanta basura es prácticamente imposible sacar algo bueno de esta ley. El presidente, un tanto aburrido, dijo que, luego de años de discusión, ya es era hora de aprobarla. El problema es que podemos discutir respecto de una plasta de porquería por décadas sin que la discusión, per se, cambie su realidad. Ese es el caso con este proyecto de ley y ninguna reforma cambiará su naturaleza.

El presidente comete un grave error si cree que con esta ley apaciguará a los “profesionales del conflicto”. Al contrario, les estaría dando una herramienta jurídica para promoverlo con más intensidad preservando el subdesarrollo rural. Urge que piense y rectifique.
Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 04 de diciembre 2012.

 

 

¡Se abrió paca política! Es la paca que contiene más leyes que prometen acabar con la pobreza en el campo. Primero fue la ley de “desarrollo rural” impulsada por el partido oficial. Ahora surge la ley de “productividad rural” como contrapropuesta del partido Líder. El desarrollo está en subasta. ¡Quién ofrece más! “La de Líder sí está buena” -dice la publicidad por radio. ¿Cómo no va a estar buena? La ley ofrece créditos blandos y capacitación agrícola, material de labranza y fertilizantes gratis, seguro para las cosechas, créditos para mujeres y, por supuesto, las tierras que provengan de las confiscaciones a los narcotraficantes.

 

Desarrollo en subasta

JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

¡Se abrió paca política! Es la paca que contiene más leyes que prometen acabar con la pobreza en el campo. Primero fue la ley de “desarrollo rural” impulsada por el partido oficial. Ahora surge la ley de “productividad rural” como contrapropuesta del partido Líder. El desarrollo está en subasta. ¡Quién ofrece más! “La de Líder sí está buena” -dice la publicidad por radio. ¿Cómo no va a estar buena? La ley ofrece créditos blandos y capacitación agrícola, material de labranza y fertilizantes gratis, seguro para las cosechas, créditos para mujeres y, por supuesto, las tierras que provengan de las confiscaciones a los narcotraficantes.

La competencia por ofrecer una distribución de la riqueza “justa y equitativa” está dura y se pone cada vez más creativa. La nueva iniciativa 4629 está lista… la productividad rural está“sólo ganas”.

Ya hemos pasado por todo esto; sólo que de diferentes maneras y con diferentes nombres. No sólo estamos cometiendo los mismos errores, sino que estamos condenados a la pobreza si no nos damos cuenta de ello. ¿En dónde quedaron todos los experimentos redistributivos pasados? El Instituto Nacional de Transformación Agraria, el Fondo Nacional de Tierras, etcétera, etcétera, etcétera. Y ¿qué diferencia puede hacer ahora un Ministerio de Desarrollo Integral? Aparte de un elegante nombre, más burocracia y clientelismo político no es la senda del desarrollo.

Dicen que no quieren monocultivos, latifundistas, agroexportadores. Quieren minifundios y “soberanía alimentaria”. Como quien dice, es mejor tener una parcela de milpa de donde se pueda comer el maíz que se produzca a tener un salario de donde se pueda comprar la comida para alimentar a la familia. Allí anda el personal de la ONU alcahueteando semejantes sandeces. Con un salario de funcionario internacional y una corta estadía en el país, no tendrá que quedarse a vivir las consecuencias de sus recomendaciones.

El “tema agrario” tiene que ver, fundamentalmente, con la pobreza de las personas. Dicha pobreza es un síntoma de la baja inversión de capital en el campo. Mientras que el CUC y el resto de sopa de letras, que incluyen partidos políticos, ofrecen redistribución y burocracia, la solución está en más inversión privada. Claro que esta es la solución para las condiciones de pobreza de los campesinos; no para mantener el estilo de vida de la dirigencia que vive de preservar esas mismas condiciones de pobreza.

A manera de ilustración, una empresa agrícola paga un salario mínimo de Q2,040 al mes; pero sólo una fracción de los campesinos trabaja en empresas formales. El odio irracional que los promotores de la ley de desarrollo rural tienen por el sector privado, hace preferible mantenerlos anclados al minifundio. Es una pésima opción porque allí tienen pocas expectativas de superar el ingreso del salario mínimo. Por ello es más importante ver cómo se mejora el ingreso de los ciudadanos. La forma más rápida es que más empresas agrícolas inviertan. El socialismo del siglo XXI es la ruta equivocada. Tiene cáncer y nos terminará matando a todos.
Artículo publicado en el diario guatemalteco Prensa Libre, el día martes 11 de diciembre 2012.

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