Publicado por el Periódico el 14 de noviembre 2016
http://elperiodico.com.gt/opinion/2016/11/14/hacia-otro-presupuesto-desfinanciado/
La Comisión de Finanzas del Congreso ha dado luz verde al Proyecto de Presupuesto de gasto público para el año 2017 presentado por el ministro de Finanzas, Julio Héctor Estrada, por la suma de Q76.8 millardos. Esto supone un gasto público incremental de Q6 millardos, ya que el Presupuesto (también desfinanciado) de gasto aprobado para el año 2016 ascendió a Q70.8 millardos. Por tanto, el gasto público, de aprobarse el proyecto que presentó el ministro Estrada, aumentará en un 8.5 por ciento, aunque para ninguno es un secreto que el actual gobierno no tiene capacidad de ejecución de gasto público.
Para el pago de este récord de gasto se proyectan ingresos tributarios por la suma de Q57.9 millardos, que ya es optimista dado que la estimación de ingresos tributarios para este año es Q54.4 millardos. Además, esta cifra no asume la desaceleración económica, reconocida por el Banguat y el Minfin, que podría agudizarse el año entrante, por lo que el déficit presupuestario seguramente será bastante mayor al previsto, lo que redundará en más inflación.
Eso sí, se incorporan al proyecto presupuestario las escandalosas erogaciones por concepto de los pactos colectivos de trabajo en el sector público, el multimillonario financiamiento del Listado Geográfico de Obras de los diputados constructores, los dispendiosos programas clientelares, el reconocimiento de la multimillonaria, discrecional y opaca “deuda pública flotante”, el pago a contratistas corruptos, las transferencias multimillonarias a los opacos fideicomisos de ejecución de gasto público y a las insufribles oenegés, así como la creación de más entes burocráticos.
Sin embargo, no se incorpora al proyecto presupuestario la totalidad de la cuota de seguridad social que corresponde al Estado como tal y como empleador, que debe ser fijada de conformidad con los estudios técnicos actuariales del IGSS, que ordena la Constitución, lo que supone un claro incumplimiento de deberes.
No se necesita ser experto en la materia para darse cuenta que si el Congreso aprueba la indicada propuesta presupuestaria, inexorablemente se traducirá en otro presupuesto estatal desfinanciado, lo que supondrá la contratación de más deuda pública para cubrir el exceso de gasto o que se decreten más impuestos.
En nuestra opinión, en lugar de estar inflando el gasto público para el año entrante, debería iniciarse un “plan de austeridad” de cara a los graves problemas económicos que se avecinan. “Es la economía, estúpido”, decía el expresidente de EE. UU. Bill Clinton. Por de pronto, el próximo Gobierno de EE. UU. ha anunciado que gravará las remesas familiares, que no permitirá el ingreso de nuevos inmigrantes ilegales, que deportará a inmigrantes indocumentados (entre ellos muchos compatriotas), que reasignará recursos destinados a cooperación internacional a apoyo financiero a lo interno de EE. UU. (lo que comprometerá el Plan de Alianza para la Prosperidad) y que iniciará la renegociación de los tratados de libre comercio, como el NAFTA y el CAFTA, lo que podría afectar negativamente las exportaciones guatemaltecas. Lo anterior, sin perjuicio de la recesión económica mundial que los expertos anticipan para el año entrante. Por tanto, no se auguran tiempos de “vacas gordas”, sino más bien tiempos de “vacas flacas”, lo que podría traducirse en incertidumbre, desinversión, desempleo, frustración, conflictividad y hambre.
Por consiguiente, de cara al “Huracán Trump”, el gobierno debería abrocharse el cincho y urgentemente diseñar e implementar estrategias para alentar, atraer y proteger inversiones productivas y fuentes de trabajo, en vez de esmerarse en gastar más y cargar a la población con más impuestos y más deuda. Asimismo, deberían suprimirse los impuestos antieconómicos, así como consolidarse la deuda pública.
De cualquier manera, exigimos al Congreso que no apruebe el susodicho proyecto presupuestario para el ejercicio 2017 y que, por el contrario, rija para el año entrante el mismo presupuesto de este año, que, por lo menos, es cuantitativamente menor, aunque con todos los candados posibles.
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