Un alto a la violencia

El reportaje central de hoy de Siglo.21 muestra una realidad que, como sociedad, como país, debe preocuparnos y hacernos reflexionar sobre las estrategias por implementar para erradicar ese flagelo. No podemos pasar indiferentes ante el hecho de que en el primer semestre de este año los juzgados de Femicidio y otras formas de Violencia contra la Mujer han recibido 1 mil 373 casos que, en comparación con el mismo período del año pasado, representan un aumento del 104%.

Por si fuera poco, el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo público la semana anterior que la violencia intrafamiliar ha aumentado en un 439% en 10 años, y que tan solo en 2013 el 90% de las víctimas eran mujeres. Si bien es cierto que cada vez son más las víctimas que se atreven a romper el silencio y denuncian, todavía existe un alto porcentaje de subregistro como consecuencia del machismo, el falso concepto de amor y fidelidad y, por qué no, por la impunidad o tortuguismo por parte de las autoridades de justicia. Es cierto, los fallos por delitos contra la mujer sí han aumentado, aunque no en la misma proporción que el número de casos.

Además, el acceso a la justicia no está garantizado para todos. Los analistas consultados advierten que la mayoría de las mujeres que aún no recurren a las autoridades son las que pertenecen a ciertos grupos étnicos de comunidades lejanas, o bien las que no hablan español. Ante esto, exigen que la justicia llegue a ellas en sus propios idiomas y a que haya más sedes judiciales en las áreas rurales.

Las cifras que proporcionó a este matutino el Centro de Información, Desarrollo y Estadística Judicial (Cidej), son un reflejo de lo que somos como sociedad. El mayor número de denuncias ante los juzgados da cuenta de violencia física, violencia contra la mujer, violencia psicológica, femicidio y violencia económica. Ello no dista mucho de lo compartido por el INE, el que agrega que las mujeres entre 24 y 35 años son el principal blanco de los agresores.

En todo este contexto no podemos dejar de lado a las víctimas colaterales: los niños. Ellos quedan, regularmente, en medio de estos actos violentos, los cuales dejan huellas imborrables en sus mentes, las cuales pueden llegar a convertirlos en potenciales agresores que repliquen los modelos que han visto en casa. Este sector de la población, que también sufre como consecuencia de la violencia, debe ser una motivación más para crear políticas sostenibles y efectivas que corten de tajo estas conductas que tanto daño hacen al país.

Publicado el 21 de julio de 2014 en www.s21.com.gt por Editorial Siglo Veintiuno
http://m.s21.com.gt/editorial/2014/07/21/alto-violencia

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